Pero un minuto solo dura 60 segundos y vuelvo a aterrizar al Hotel Strasbourg, este hotel de 27 habitaciones que tengo que limpiar antes de que den las cinco.
Y sigo viviendo mi presente, esta historia que decidí vivir sin ti, para huir de la desidia y la desesperación que estaba viviendo en Valencia, donde todo podía haber sido muy diferente, y podríamos haber seguido juntitos viviendo nuevas historias y riéndonos de la vida y de nosotros mismos.