-De verdad. Me hacías mucha falta Irene.
Tú, como una idiota, amplias aún más la sonrisa y le acaricias los labios.
-¿Pero qué haces Irene, ya estamos aquí de nuevo? Pasó el tiempo muy deprisa ¿no crees? Le acaricio el cuello, me acurruco en su antebrazo y me sigo diciendo…
Carpe diem
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